Te echaba de menos. Creía no conocerte. Llevaba tiempo sin ver esa sonrisa, y pensé que la perdiste. Seguía tu humor, y tu risa, pero... le faltaba algo, como a la salsa Alioli el perejil. Tus ganas de ser feliz, tus maneras de hacer feliz a la gente, continuaba ahí, pero... no del todo. Llegué a pensar que te habían cambiado, que los problemas habían ganado la batalla, y hasta pensé que no volverías a ser tu misma. Que no te mirarías al espejo después de ducharte, mientras te vistes o pasas por delante, sin poner ninguna cara rara o sin echarte piropos. De verdad te digo, que te extrañaba. Pero ahora sonríes, ríes y lloras por ello. Sigues alegrando a tus amigos y sin necesidad de bromas, únicamente con tu sonrisa. Ahora sí, ahora sí que eres tú. La que conozco desde el 23 de Noviembre de 1995, que poco a poco, se ha ido creando una personalidad para sí, única, e irrepetible a lo largo de los años. Adorable y querida por sus amigos. Siendo siempre tú.
Felicidades Fátima. Has ganado a las diferentes adversidades de tu adolescencia la cual aún, no has completado. Pero es un paso de gigante. Te tomaste tu tiempo para volver a ti misma, el que necesitaras, pero volver, y has vuelto.
Felicidades, por mirarte tu ombligo.
Por ser feliz.
All feelings...
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